Quién es feliz no necesita manifestarlo, ni contarlo, ni demostrarlo.
La felicidad se vive en la intimidad, en el silencio, en el día a día de las cosas.
No necesita de nada material para existir ni de ningún testigo que pueda dar fe.
El cultivo de la felicidad bebe más de actitudes que de logros, más de las pequeñas cosas (esas que suelen pasar inadvertidas) que de acontecimientos extraordinarios. Y, aunque no existen recetas mágicas para aprender a vivir siendo felices, sí que hay algunos ingredientes que resultan esenciales para lograrlo. Esto son los seis hábitos diarios que puedes incorporar a tu vida para incrementar tu nivel de felicidad:
1. Práctica la gratitud: dedica unos minutos cada día a reflexionar sobre las cosas y las personas por las que puedes sentirte agradecido. Hacerlo en la mañana, al despertar, hará que tu día comience con una sonrisa (sumará muchos puntos para que tu jornada sea memorable).
2. Haz de la aceptación un hábito de vida: aprender a aceptarnos (y amarnos) tal cual somos es el primer paso. Aceptar a los demás sin pretender cambiarlos, la consecuencia directa de esta acción de compasión hacia nosotros mismos. Y aceptar la Vida tal cual llega, la culminación de los estudios de posgrado. Ser un poco más capaces de aceptar cada día, es uno de los caminos más rápidos y seguros para convertir la felicidad en algo habitual.
3. Sumérgete en el silencio con frecuencia: regálate un tiempo de calma y relax cada día, en el que puedas desconectar de las preocupaciones, compromisos y obligaciones. Puedes pasear por un espacio natural, leer libros inspiradores, darte una ducha relajante o sumergirte en disciplinas que propicien estados de calma y relax como el Mindfulness, el Yoga o el Tai-Chi.
4. Se amable contigo mism@ y con los demás: la práctica de la bondad y la tolerancia hacia uno mismo incluye perdonarse por los errores cometidos, dejar de criticarse y disculpar comportamientos inadecuados o reacciones que nos parezcan impropias. Cuando somos amables con nosotros mismos, la amabilidad hacia los demás surge de manera automática. Sonríe con frecuencia y transforma tu enfado en comprensión. El mundo adquirirá un nuevo color mucho más luminoso.
5. Cultiva relaciones significativas: se exigente a la hora de elegir tu compañía. Selecciona aquellas relaciones que te nutren, te aportan valor y te hacen sentir bien. Acoger a todo el mundo sin exclusiones y hacer de la utilidad a los demás un acto de vida no es incompatible con seleccionar a quienes quieres que sean tus amigos y seres queridos.
6. Busca significado y propósito para tu vida: analiza el rumbo que estás siguiendo, hacia donde te llevan tus pasos, la vida que te das y las cosas que haces. Imagínate el futuro hacia el que diriges. ¿Es lo que deseas o sientes que falta algo? Busca tu Ikigai, tu sentido de vivir, tu propósito. No necesitas dejar huella. Solo dedicar tu vida a aquello que, de verdad, colma tu corazón.
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