Menú de perdones liberadores

Romper las cadenas que  te mantienen prisionero del resentimiento, es una tarea a desarrollar para aprender a dejar marchar los recuerdos dolorosos, y desprenderte del rencor asociado a lo que has catalogado como ofensas, heridas y daños recibidos de otros.

 

♦  Escríbete una carta
En ella, perdónate por todo lo que creas que has hecho mal, te arrepientes o te sientes culpable. Puede comenzar así:

Me perdono por

  • …….
  • ……

Escribe todo lo que te venga a la cabeza. Déjate llevar por la emoción mientras lo haces. Puede que te entristezcas, que llores incluso, mientas escribes. Déjalo salir, no reprimas nada. Son años de dolor que se están liberando.

Lee esta carta varias veces en los próximos días y complétala, modifícala o amplíala, si lo sientes así.

 

♦  Escribe una carta a otros
A todos los que hayas podido hacer daño de alguna forma, sea consciente o inconscientemente. Puedes hacerla, igualmente, para alguien que haya muerto.

En esta carta pide perdón por todo el daño, consciente o inconsciente, que consideres hayas podido hacerle a otra persona.

Al igual que para la carta a ti mismo, reléela con cierta frecuencia.

 

♦  Haz una lista con tus enemigos

Repasa mentalmente las personas contra las que mantienes algún tipo de resentimiento. Inclúyelas en una lista y anota, al lado de cada una, aquello que le achacas.

Considera, con sinceridad, si crees que lo hizo aposta, con el único objetivo de hacerte sufrir. Si descubres que no es así (o, al menos, no lo sabes) anota otras razones que creas pudieron haber guiado su conducta. Incluye, también, que es lo que te ofendió o te hirió, y que fibra sensible tocó.

Repasa esta lista durante una semana o dos. Te sorprenderá descubrir que la mayoría de tu animadversión hacia otras personas no tiene justificación alguna. Verás como la pesada carga del rencor se va diluyendo a medida que reflexionas sobre el contenido de tu lista.

 

♦  Deséale lo mejor
Este es un ejercicio que te costará, si eliges hacerlo en primer lugar, pero será más fácil si lo ejecutas luego de hacer alguno de los otros.

Siéntate o acuéstate. Relájate por unos instantes (apóyate en una respiración lenta y profunda). Luego visualiza alguna de las personas por las que sientes inquina enfrente de ti, sobre un escenario. Obsérvala riendo, disfrutando, siendo feliz. Súmate a su celebración, súbete al plató y abrázala, abrazaros. Regocíjate con ella, ríete con ella. Hay suficiente para todos.

Luego despídete de ella, deseándole lo mejor, deséate a ti, también, lo mejor. Mírala mientras se aleja con una sonrisa en los labios, Siente la paz de la reconciliación.

 

Te recomiendo que te enfoques, sobre todo, en el primer ejercicio (Escríbete una carta). Es el más importante. Ten en cuenta que este conjunto de ejercicios no tiene como fin hacerte mejor persona, ni convertirte en un ser más espiritual. Su objetivo es hacerte más libre, eliminando las cadenas que crea la falta de perdón.

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