Camino al edén

Estos son ejercicios para divertirte y disfrutar en tu camino hacia el modelo que hayas elegido. Tómalo como un juego. Te rendirá más y lo pasarás mejor

Tu yo ideal no tiene por qué ser un dechado de virtud, ni una beatificación de tu persona. Pero si que representa lo mejor que hay en ti, las cualidades que pueden despertar al genio de la lámpara, oculto tras las mil y una limitaciones que te has impuesto y la creencias erróneas sobre ti  mism@.

 

♦   Descubre al genio

  • Anota en papel o medio electrónico todas las características que te apetecería poseer, así como todo aquello que, si pudieras, erradicarías de tu persona.

Con ello, construye tu yo ideal, Haz una descripción detallada del mismo: ¿cómo es?, ¿cómo se comporta?,  ¿qué intereses tiene?, ¿dónde vive?, ¿qué hace? Si te apetece, crea un collage con dibujos y fotos que lo representen.

Dale un nombre (el mismo o distinto al tuyo, según te apetezca) y uno o dos apellidos que sinteticen sus características relevantes (por ejemplo, José Feliz o María Confianza).

Durante algunos días, lee lo que has escrito y trata de visualizar a tu creación. Intima con él o ella.

  • Imagina la vida que desearías tener. Trata de ser detallista, expláyate, describe los pormenores: ¿qué haces?, ¿dónde estás?, ¿cómo te sientes?, ¿quién te acompaña?

Cuando ya tengas una buena descripción, cierra los ojos y visualízate siendo el o ella. Recorre los lugares donde vive, percibe como se siente y comienza a incorporar alguno de sus comportamientos.

Anota lo que más te cuesta hacer o imaginar, lo que menos te crees. Esto te hará detectar los obstáculos que estas oponiendo a convertirte en tu modelo.

  • Una vez hayas descrito cómo es tu mejor versión, pregúntate lo que te impide convertirte en ella. Diseña una pregunta para cada cada una de sus características o rasgos de carácter.

Con esto, habrás descubierto tus resistencias, las creencias que te impiden ser lo que desearías ser

♦   Confraterniza con tu modelo ideal

  • Dedica un tiempo cada día a comunicarte con tu yo ideal. Con su imagen en mente, siéntate frente a él y háblale. Pregúntale lo que quieras, confiésale tus miedos, tus dudas, tus dificultades, crea lazos de amistad.

Él lo sabe todo de ti. Tú, sin embargo, apenas acabas de conocerlo. Puedes usarlo como un sabio consejero que te ayude a recorrer el camino hacia donde esta. Él sabe cómo puedes conseguirlo. Busca su ayuda y asesoramiento, y déjate apoyar y proteger por él.

  • Acostúmbrate a sentirte acompañado por tu yo ideal mientras realizas tus actividades diarias. Siéntelo como una presencia (dentro, al lado o cómo tu prefieras) que te acompaña, te apoya y te guía. Siente cómo ambos estáis unidos permanentemente.

Trata de escuchar su voz y distinguirla, con claridad, entre el caos de tu diálogo mental (con un poco de práctica lo conseguirás). Sera esta voz, una ayuda inmensa en tu camino hacia la consecución de tu mejor versión.

♦   Cenicienta y el hada madrina

  • Conviértete en tu yo ideal, fúndete con él. Comienza practicando, poco a poco. Imita sus gestos, sus comportamientos, sus actitudes. Habla como él, siente como él, actúa como él. Mientras lo haces (a ratos durante tu jornada) percibe su presencia a tu lado, apoyándote y ayudándote.

 

  • Adopta la vida de tu yo ideal. Comienza por elegir algo de lo que hace o tiene, y busca maneras en que tú puedas aproximarte. Si, por ejemplo, has elegido viajar (tu ideal viaja por el mundo) intentalo aunque sea a pequeña escala, desde donde estás, al nivel de tus posibilidades, pero ponte en camino. Es la manera de aproximarte a tu objetivo (el camino más largo comienza con un paso).

Se trata de que comiences a incorporar en tu vida aquello que rodea a tu modelo.

El espejo

  • Frente al espejo, visualiza al modelo en tu mente. Mira, ahora, tu reflejo e intenta que se parezca a tu yo ideal. Imita su expresión, siente que está ahí, percíbete como él. Eres tú fundiéndote con tu ideal. ¿A que te sientes bien?
  • Memoriza su pose, su actitud, su sonrisa, la manera de mirar. Luego incorporarla durante tu jornada, aprendiendo a comportarte como él, poco a poco, en tu ambiente y quehaceres habituales. ¿Qué cambios percibes en ti? ¿Cómo te sientes?
  • Utiliza el espejo para hablar con tu yo ideal. Comunícate con él, dile lo que te apetezca: lo que te preocupa, lo que deseas, lo que no te atreves a confesar. No te cortes, vuélcate. El está ahí para escucharte, ayudarte y apoyarte. Y, además, tiene todas las respuestas. No lo dudes.
  • Frente al espejo, y mirándote a los ojos, piropea a tu modelo. Dile cuánto lo quieres, lo que lo admiras, lo estupendo que es. No te cohíbas, sé abundante en elogios.

Luego, permanece atento, a la espera de que él te diga algo. Te hablará por medio de imágenes, pensamientos o frases que aparecerán en tu mente, de improviso. ¿A qué sus mensajes son siempre relevantes?

Comparte este contenido

Deja un comentario