Con el viento de popa

 

La edad nunca debe ser un obstáculo. En todo caso, puede convertirse en un aliado para desplegar las velas con un mayor conocimiento de hacia dónde quiero dirigirme.

 

      ♦ ¿Cuántos años quieres tener? (no te quedes cort@)

Venga, ¡arriésgate!… deja volar tu imaginación y permite que la ilusión llene tu vida. La edad no la marca el calendario ni el reloj ni tan siquiera el cuerpo. La edad reside en la capacidad de motivarse, de sentirse viv@, con espíritu de aventura, preparado para descubrir nuevos destinos y emprender nuevas rutas.

Esta es la visión de un niño, siempre presto a recorrer el sendero del descubrimiento. Y esta es una visión que no reside en su cuerpo, sino en su mente. Es su pensamiento quién le dirige, quién llena de ilusión su aventura de vivir. El cuerpo tan solo responde a sus emociones y deseos (objetos mentales). Por eso, si deseas sentirte joven, apela a tu mente y no escuches a tu cuerpo.

Si los años pesan; si comienzas a sentirte mayor; si los achaques, las preocupaciones y el desgaste comienzan a hacer mella en ti; si sientes que te cuesta tener ilusiones es hora de dar marcha atrás en el tiempo:

Escoge la edad que desearías tener. No te frenes, pero tampoco te pases (no nos vayamos a la primera infancia). Luego, grábate esa edad en la mente, repítetela cada día hasta que no te resulte extraño decir que tienes … (muchos menos de los que marca tu carnet de identidad).

¿Cómo te sentías a esa edad? ¿Cómo respondía tu cuerpo? ¿Cómo vivías tus días? ¿Qué ilusiones te guiaban? ¿Tenías objetivos? ¿Cuáles?

Recupera esa mentalidad y vívela (actúa “como si”). Al cabo de no mucho tiempo (puede que en unos pocos días o antes), notarás como tu cuerpo mejora: tienes más energía, las molestias y los achaques parecen haber disminuido, las heridas de la vida parecen diluirse y olvidarse… Y es que el cuerpo se ajusta a lo que la mente le dice.

Este es el secreto de la eterna juventud… “No dejes entrar al viejo”.

 

♦ Cuida tu cuerpo

Resultaría absurdo trabajar a nivel mental para potenciar nuestra salud física, a la vez que castigamos a nuestro cuerpo con toxinas de todo tipo. En la coherencia está la clave del éxito:

  • Descanso adecuado: dormir las horas necesarias, permitirse descansos entre tareas o tomarse un día (o dos o tres…) sabáticos cuando estamos cansad@s es la manera de dejar que nuestro cuerpo recupere fuerzas y energías.
  • Alimentación: la nutrición equilibrada (tod@s sabemos lo que es) tiene mucho que ver con la clase de gasolina con la que alimentamos nuestro motor. Si es de calidad caminaremos más deprisa y nos cansaremos menos.

A tener en cuenta la utilización de ciertos suplementos y compuestos que nos ayuden a proveer a nuestro organismo de las mejores herramientas. Algunas vitaminas esenciales, antioxidantes y minerales pueden ayudar a disminuir el ritmo al que cumplimos años.

  • Ejercicio: perdemos aquello que no usamos. La tendencia al sillón-bol a medida que nos hacemos mayores va en aumento. Huesos, músculos, articulaciones y todo tipo de tejidos se atrofian si no les damos cancha. El cuerpo necesita ejercitarse, moverse para mantenerse en forma.

Dependiendo del estado físico de cada cual y de su nivel de salud podremos ir más allá o más acá a la hora de ponerlo a trabajar. Pero sea cual sea tu capacidad y posibilidades, haz ejercicio: el que puedas, todos los días. Si estás afectad@ de dificultades en el movimiento o sufres de alguna enfermedad que te condiciones a la hora de hacer ejercicio, hay muchas técnicas especialmente recomendables para recuperar movilidad o evitar perderla, como el Tai-Chi, el Yoga o la gimnasia general para ganar en elasticidad.   Busca la tuya.

 

♦ Ten un Plan de Vida

Uno de los síntomas más claros de envejecimiento es la pérdida de la ilusión. Cada día se vive como una repetición del anterior, la atención se centra en el dolor, los achaques, lo que pudo haber sido y no fue… Tener objetivos, aventurarte en nuevas actividades o atreverte a hacer eso que tanto te gusta y nunca te decidiste a hacer son antídotos para ese desánimo que puede llegar con los años. Pero tener un Plan de Vida es el antídoto maestro por excelencia.

Un Plan de Vida es una apuesta hacia el futuro sin tener en cuenta la edad ni la situación personal ni los peros ni los no puedo. Su ingrediente esencial son las ilusiones, lo que me gustaría hacer con mi vida sin tener en cuenta los condicionantes que creo que marca la edad. Los condicionantes ya vendrán después, ya los sortearemos, ya se encontrarán soluciones. Pero, por ahora, mientras confeccionamos nuestro plan, solo debemos tener en cuenta el motor que mueve nuestras ilusiones, pensar en lo que queda de vida como una segunda oportunidad para hacer todo aquello que siempre quisimos hacer y nunca nos atrevimos. Por supuesto que, si la enfermedad es un componente importante en tu situación, el mejorar tu estado de salud debería formar parte ineludible de tu Plan de Vida.

Con todos estos ingredientes en la batidora ya estarás en condiciones de iniciar tu periplo siguiendo las recomendaciones que en su día nos hizo Espronceda en su Canción del Pirata: “Viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela, un velero bergantín” (el tuyo). ¿Vas a permitir que la edad le ponga freno?

Comparte este contenido

Deja un comentario