Entre las cualidades más esenciales del espíritu humano está la confianza en uno mismo y el crear confianza en los demás (Mahatma Gandhi).
Ve con confianza en la dirección de tus sueños. Vive la vida que has imaginado (Henry David Thoreau)
♦ Levanta una empalizada: La confianza es una criatura delicada que necesita ser protegida del ataque de los furibundos lobos de la duda, el desánimo y la negatividad.
- Cuando sientas que tu confianza en cualquier cosa o persona se tambalea, presta atención a los pensamientos que cruzan por tu cabeza. Estarán formados por recuerdos del pasado (imágenes o verbalizaciones) o premociones trágicas del futuro creadas por ti.
No permitas que toda esa basura inútil consiga minarte. Enfréntala, obsérvala, dirige hacia ella una mírala sin juicios, y verás cómo desaparece. No resistirá la observación directa de la conciencia porque está hecha de humo insustancial, sin soporte real.
- Si las palabras de alguién consiguen desanimarte y sientes que tu confianza se tambalea, habrás permitido que la duda salte la empalizada de protección. Aún puedes expulsarla, de nuevo, al exterior, donde no pueda hacer daño.
Para ello, devuelve, mentalmente, los juicios y valoraciones a la persona de quien provienen. Siéntate en un lugar tranquilo. Cierra los ojos e imagina lo que te han dicho como una bola de energía negra y fría que está frente de ti. Sopla sobre ella y observa cómo se aleja, desvaneciéndose como el humo hasta desaparecer de tu vista. Luego imagina la confianza que has depositado en algo o alguién como una bola de energía brillante y luminosa (dale el color que prefieras). Haz que penetre en tu corazón reconfortándote y protegiéndote.
♦ Ejercítate en confiar: Si eres de l@s que se desaniman con facilidad, dudan de si mism@s y se repiten con asiduidad “no puedo”, necesitas cambiar tus hábitos de pensamiento.
- Elige, cada día, un pequeño reto que te ilusione y que no te creas capaz de lograr. No tiene por qué ser nada extraordinario. Algo sencillo bastará (una llamada que no te atreves a hacer, una chapuza para la que no te sientes capacitad@, un miedo moderado que te mantiene inactivo para hacer algo…).
Hazte la siguiente pregunta: ¿cómo puedo lograr esto? Deja tu mente tranquila (no busques) y llegará una respuesta. Una vez que encuentres una solución, hazlo ya. No esperes. Desoye las voces que intentan echarte para atrás. Lánzate y hazlo (un mínimo de osadía será suficiente).
Acostumbrarte a superar estos pequeños desafíos diarios. Harán crecer en mucho tu nivel de confianza para atreverte con otros mayores.
- Elige algún rasgo de un familiar muy cercano (pareja, hijos, padres) que no te guste. Algo que te resulte especialmente molesto y en lo que no creas que vaya a cambiar nunca.
Luego, trae a tu mente todo aquello que te atrae de esa persona. Observa tu estado de ánimo con este nuevo pensamiento en tu cabeza. Compáralo con el que tienes cuando piensas en lo que te disgusta.
La próxima vez que esa persona muestre la cara que detestas, recuerda tu estado de animo al pensar en lo que te agrada. Mírala bajo esta perspectiva atractiva y motivante. Hazlo siempre que puedas. Es muy probable que ese rasgo que te desagrade desaparezca, a medida que tú miras de esta nueva forma. Este es el enorme poder de la confianza.
♦ Cambia el enfoque: nuestras creencias son la primera barrera que debemos derribar para ganar en confianza. Observarlas desde otra perspectiva las debilita y transforma.
- Prepara una tabla con tres columnas. En la primera anota tus utopías principales: aquellas que se refieren a cosas que crees que no puedes hacer, aunque desearías. En la segunda, escribe la razón por la que crees que no te resulta posible conseguir cada una de ellas. En la tercera, escribe lo que debería ocurrir para que pudieses confiar, al menos un poquito, en la manifestación de cada una.
La tercera columna contendrá la acción necesaria para lograr lo que deseas. Mediante este sencillo ejercicio, has transformado las quimeras (segunda columna) en retos (tercera columna).
- Ejercicio de visualización (basado en PNL): busca un lugar tranquilo donde no te interrumpan durante un rato. Siéntate o acuéstate. Relájate. Cierra los ojos.
Imagina una escena en la que estás situad@ frente a aquello que te ilusiona y te parece imposible de lograr. Recrea la escena como desees (adórnala, amuéblala, siéntela) y, luego, levanta un muro entre tú y ella. Mira ahora hacia tu derecha (o izquierda si eres zurd@). Allí, visualiza una bola de energía brillante, llena de fuerza y poder, que flota en el aire (será la confianza). Dótala de las características que más te atraigan. Obsérvala como crece y se acerca a ti, penetrándote. Siente su energía y potencia.
Vuelve a mirar el muro. Habrá tomado un color apagado, ceniciento. Ya no parecerá tan infranqueable. De hecho, su altura se habrá reducido considerablemente. Ahora, imbuido de confianza, ya puedes derribarlo. Sopla sobre él, empújalo suavemente y observa cómo se agrieta, como se desploma para, finalmente, ser tragado por la tierra.
Mira tu sueño, tu quimera, tu ilusión. Está enfrente de ti. Revístela de color, de fuerza, agrándala, acércala. Si te apetece y es posible dale sabor, olor y tacto. Acércate a ella, siéntela, disfrútala. Es tuya. Lo has logrado.
Para terminar, vuélvete hacia el interior y mira tu confianza. ¿Cómo es?, ¿Qué cualidades tiene?, ¿Dónde reside su poder? Lo que observes y descubras te servirá de guía, en adelante, para recuperar la confianza, en cualquier situación. Solo tienes que recordar cómo es tu CONFIANZA y sentirla.
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