Como perder importancia y ganar en el intento

La fuerza de la mayoría es el paraíso del tímido. El espíritu valeroso halla su gloria luchando en solitario (Mahatma Gandhi)

 La victoria más difícil es la victoria sobre uno mismo (Aristóteles)

Nada es más serio que la vida. Nada hay más penoso que convertir la seriedad en el lema de nuestra vida (viviresunregalo.com)

 

♦    Sobre las cosas

  • Haz una lista con aquellos objetos por los que sientes una especial predilección, sin que resulten imprescindibles para tu supervivencia. Luego, imagina que los pierdes, que desaparecen de tu vida. ¿Cómo y en qué te afecta?, ¿Qué sentimientos te genera? ¿Qué puedes hacer o pensar para superar con facilidad su pérdida?
  • Considera las tres o cuatro cosas (objetos, tareas, ocupaciones) que te son imprescindibles (o eso piensas) para tu supervivencia. Ahora, para cada una, imagina que desaparece. Ya no la tienes. ¿Qué pasa?, ¿hay algo en ti que haya disminuido o muerto con ella?

Puestos a ser prácticos: ¿Qué se te ocurre que podrías hacer para suplir su falta? ¿Qué cambios introduciría en tu vida ese algo sustituto? ¿Ese cambio podría traerte oportunidades de mejora que no habías considerado?

  • Revisa tus posesiones, todo lo que tienes. Echa un vistazo a tu alrededor cuando estés en casa, cuando subas a tu coche o cuando disfrutes de cualquier objeto que te pertenezca. Piensa de cuántas de esas cosas podrías prescindir, cuántas de ellas realmente te estorban (exigen más trabajo que beneficios). Imagina por un momento (cierra tus ojos y relájate) viviendo sin la mayoría de las cosas que posees, quedándote solo con las que te aportan valor. ¿Cómo te sientes?, ¿más liger@, más libre, menos preocupad@?

Este ejercicio puede servirte para desprenderte emocionalmente de la mayoría de tus posesiones y tal vez, también, físicamente. Aunque no se trata de deshacerse de una mayoría de lo que tienes, pero sí de desvincularse emocionalmente de ello, que es lo que realmente nos convierte en esclavos y sufridores.

Vienen a cuento las palabras de Facundo Cabral: “La vida no te quita cosas. Te libera de cosas”.

♦    Sobre ti

  • Piensa, por un momento, aquello por lo que te sueles sentir ofendid@. ¿Qué parte de ti es la que se siente atacada?, ¿Cuál de tus personajes es el que piensa que ha sido menospreciado?, ¿Qué imagen de ti tratas de defender ante los demás?
  • Haz el ejercicio consciente durante un día de no reaccionar si, en algún momento, te sientes ofendid@. Muérdete la lengua, da una patada en el suelo, lo que necesites para no responder. Más tarde, pasado ya el episodio, ¿Cómo te notas tras haber evitado una reacción automática?, ¿más o menos fortalecid@, más o menos satisfech@ de tu comportamiento?
  • Cuando, en una conversación, te sientas impelid@ a mostrar tu importancia (algún logro, posesión o valor) cállate, reprímete, aunque el otro se esté pavoneando por algo. Luego de hacer el ejercicio, pregúntate ¿Cómo me siento?, ¿Qué he aprendido?, ¿Qué he ganado?
  • Evita la crítica hacia los demás. Cada vez que seas consciente de que lo estás haciendo, frena, detente. Luego, en la paz de tu hogar, pregúntate: ¿Cuánto de lo que estaba criticando hay en mí?

Apóyate en este ejercicio para conocerte mejor y descubrir lo que te disgusta y no aceptas de ti mism@, en base a lo que criticas en los demás.

¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? (Lucas 6, 41-42)

♦    Sobre los demás

  • Acostúmbrate a valorar a los demás, alegrarte con sus éxitos y evita dar importancia a sus críticas. Hazlo con todos, no solo con aquellos a quienes amas o valoras de manera especial. Te ayudará el pensar que, tras cada personaje que te encuentres, hay un ser humano casi idéntico a ti, que sufre, ama, añora y desea lo mismo que tú. No importa lo que haga o diga el actor. Es la persona que hay detrás lo que realmente importa.
  • Cuando te sientas ofendido o atacado en tu intimidad por alguién, en vez de reaccionar airadamente o tratar de justificarte, trata de penetrar en lo que mueve a esa persona para hacerlo. No va a ser el herirte el motivo, sino algo que tiene que ver con él o ella: una carencia, un trauma, un dolor que tú o tu actuación, de alguna manera, le ha recordado.

♦    Sobre la Vida

  • Cuando algo que te disturbe llegue a tu vida, trata de controlar tus reacciones automáticas (ira, enfado, decepción). Deja pasar un tiempo y luego avalúa los acontecimientos de una manera más desapasionada. ¿Es tan importante como para merecer que te desgastes emocionalmente por ello? Tal vez podrías sacarle partido a lo que te ha ocurrido. Piensa en ello. Busca las ventajas en todo inconveniente.
  • Analiza aquellos aspectos de tu vida que piensas que te limitan, condicionan o impiden tener la vida que desearías. Pregúntate: ¿son realmente la causa más importante para que no pueda hacer lo que deseo, o son tan solo la disculpa? Busca las auténticas razones por la que no haces lo que deseas (eso si será importante)

 

 

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