Una vida organizada

Una vida organizada

¿Qué es vida organizada? (y que no es)

La organización tiene que ver con la disposición sistemática y armoniosa de las cosas, como un jardín japonés en el que todo tiene su sentido y su lugar. También la vida, la de cada uno puede (y debe) organizarse, aunque la vorágine en la que vivimos casi tod@s no facilite la labor.

¿Qué es lo que queremos decir cuando hablamos de una vida organizada?

Todos y todas, tratamos de poner orden en nuestro día a día: en la casa, en la familia, en el trabajo… Intentamos distribuir los tiempos y las prioridades de manera que podamos establecer un antes y un después para todo lo que nos proponemos hacer. Esto se refiere al orden, pero no a la organización. Organizar va más allá de ordenar, aunque lo incluye. Tiene más que ver con objetivos y con el modo en que nos estructuramos para lograrlos.

Una vida organizada no es una vida programada en la que el intento de controlarlo todo ocupa una posición central (algo muy común para la mayoría de los mortales). Se trata, más bien, de un estilo de vida en el que la armonía, la paz y el bienestar constituyen el factor común de todos nuestros actos, sin importar lo que se haga o lo que pueda suceder.

Cuando vivimos de una manera organizada nuestro estado de ánimo es, por lo general, positivo y alegre, nos sentimos satisfechos con lo que somos y lo que hacemos y enfrentamos las dificultades y los retos con un espíritu ganador.

 

Para que nos sirve

  • La organización nos hace disciplinad@s, actitud imprescindible para lograr cualquier cosa que nos propongamos.
  • Nos hace más productivos, lo que nos permite lograr mayores éxitos con menos esfuerzo.
  • Ganamos tiempo extra porque el orden, implícito en la organización, nos ayuda a optimizar los tiempos y seleccionar lo importante, separando el grano de la paja.
  • Simplifica la vida en todos los aspectos, permitiéndonos descubrir maneras de hacer las cosas más simples y efectivas. Disfrutamos más con menos, aprendiendo a valorar lo realmente útil que nos aporta valor, y a desechar lo accesorio.
  • Contribuye a un estado de paz y tranquilidad, alejando el estrés.
  • Nos motiva a buscar un propósito de vida.

En definitiva, una vida organizada es la antesala de la plenitud, el mejor escenario sobre el que podemos transformar una existencia regular en un acto de sublimación, atreviéndonos a vivir de acuerdo a nuestro intereses y deseos.

 

Características de una vida organizada

Cuando vivimos de una manera organizada:

  • Los estados de paz y bienestar, son más frecuentes que los de inquietud y preocupación.
  • No solemos echar nada en falta
  • Dejamos que los demás sean como son, sin inmiscuirnos ni tratar de cambiar nada.
  • El miedo se convierte en un visitante ocasional que se va pronto
  • Disfrutamos con casi todo lo que hacemos. Elegimos tareas que nos hacen sentir bien y asumimos sin resistencia aquellas tareas inevitables que nos agradan menos.
  • Sentimos que tenemos un propósito, un objetivo claro (o varios) en la vida, y orientamos la mayoría de nuestras actividades a su consecución.
  • Entregamos lo mejor de nosotros mismos sin importar a quién y sin esperar nada a cambio.
  • Gracias” se convierte en una palabra muy frecuente en nuestro vocabulario.
  • No nos aferramos al pasado ni tenemos expectativas exageradas sobre el futuro. Pasamos en el `presente la mayor parte del tiempo.

 

Decálogo de una vida organizada

Hay muchos pequeños pasos que podemos dar para vivir de una manera organizada. Lo importante no está en el cuánto sino en el cómo. No se trata de acometerlo todo a la vez, sino de comprometerse a iniciar un cambio positivo en nuestra vida. Comenzamos con un paso, poco a poco, sin correr, sin mirar atrás, sin preocuparnos por lo que falta. La práctica alimentará la motivación al observar los beneficios, que irán en aumento y nos animarán a incrementar el ritmo de nuestra caminata. Lo más difícil, el secreto del logro, está en una decisión clave: dar el primer paso.

  1. Organiza tu entorno: lo de fuera se refleja en lo de dentro y viceversa. Una casa ordenada nos predispone para el orden interior. El desorden consigue exactamente lo contrario.
  2. Acostúmbrate a organizar tus actividades y tareas. Programa tus actividades semanalmente y establece prioridades. Te ayudará a hacer más cosas en menos tiempo y a desechar lo irrelevante.
  3. Convierte en hábito el repasar, al final del día, lo que has hecho durante la jornada y de revisar, cada mañana, tu plan para el día que comienza.
  4. Establece un propósito (o varios) para tu vida. Atrévete a soñar y pregúntate que es lo que te hace vibrar. Puede que te lleve un tiempo, pero el resultado compensará en mucho el esfuerzo. Encuentra tu Ikigai (palabra japonesa que tiene mucho que ver con esto)
  5. Acostúmbrate a diferenciar lo importante de lo no importante, lo urgente de lo que puede esperar, y dedica tu tiempo y esfuerzo a lo primero. Aplicar la técnica de la matriz de Eisenhower te puede ayudar a conseguirlo.
  6. Despréndete de lo que no usas (el abrigo que hace tres años que no te pones o las cien cosas que tienes en el trastero y de las que ni te acuerdas). Te ayudará a simplificar y poner orden en tu vida. Al igual que despejas tu casa (el aire circula mejor) también tu mente se despejará. Las ideas de Marie Kondo te serán de gran ayuda en este aspecto.
  7. Mantén un diario. El hábito de escribir es una ayuda inestimable para casi todo. Un diario en el que volcar experiencias, pensamientos, sueños, decepciones y todo lo que te parezca relevante es un escaparate magnifico para vernos y dialogar con nosotros mismos. Nos ayuda a vivir una vida mucho más organizada y descubrir aspectos importantes que suelen pasársenos por alto.
  8. Mejora tu capacidad para gestionar el tiempo. Forma parte de una vida más organizada distribuir el tiempo de un modo eficaz.
  9. Haz del ocio una prioridad. Disfrutar con lo que hacemos, pasarlo bien, dedicar tiempo a hacer aquello que amamos, es una terapia sanadora para cualquier enfermedad del cuerpo o del alma. Prioriza tu disfrute, no lo dejes para el final. Disfruta tu vida. Es un ingrediente esencial en una vida organizada.
  10. Perdónate, apóyate, recompénsate. Solemos ser nuestro mayor crítico, nuestro peor juez y nuestro mayor enemigo. Equivocarse, caerse, venirse abajo forma parte de nuestra condición humana. En esos momentos necesitamos que nuestra voz interior nos ayude, nos comprenda y nos anime, en vez de reprocharnos, culparnos o asustarnos. La amabilidad comienza por uno mismo. Una vida organizada tiene que incluir los inevitables vaivenes del destino con una actitud proactiva.

 

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