Lo que la Gratitud hace por tí

El agradecimiento alcanza su máximo poder transformador cuando lo convertimos en una filosofía de vida, más allá de una simple compensación a cambio de favores recibidos.

Es bastante frecuente que nos fijemos más en lo que nos falta que en lo que ya tenemos; que nos sintamos incompletos, a falta de algo que no acaba de llegar a nuestra vida y que, casi nunca, sabríamos decir de que se trata; que utilicemos la queja más que el agradecimiento y, en definitiva, que enfrentemos la vida con una actitud de carencia más que con un espíritu de plenitud y disfrute.

Todos y todas pecamos de hacer de la insatisfacción un sentimiento habitual, en mayor o menor grado. Nos quejamos de casi todo: de lo que no me gusta de ti, de lo que pudo haber sido y no fue, de lo que ha salido mal, de lo que este o aquel me ha hecho, del sobrepeso, de que no consigo dejar de fumar, del tiempo, de la mala suerte, de lo que aquel tiene y yo no… Son mil y una razones para sentirnos incomplet@s, frustrad@s y hasta desgraciad@s.

Pero… ¿Conseguimos algo lamentándonos, protestando y enfadándonos por todo aquello que no sale como queremos o nos disgusta, aparte de sentirnos mal con nosotros mismos y con el mundo? … Sabemos que no. Esta manera de reaccionar ante los acontecimientos solo consigue hacernos sufrir, impidiéndonos gozar de las mil y una oportunidades que tenemos a diario para sentirnos bien.

El agradecimiento es el antídoto contra esta locura de vivir en la insatisfacción permanente o casi permanente (el tema Satisfaction de los Rolling Stones refleja muy bien este sentimiento tan humano, cuando repite hasta la saciedad: “I can´t get no satisfaction – no puedo obtener satisfacción”).

Poniendo la atención en todo lo bueno que me rodea, no solo me sentiré más satisfecho, más contento y más feliz, sino que estaré poniendo los cimientos para tener más de lo mismo: las cosas comenzarán a salir mejor de lo esperado, los inconvenientes y las dificultades disminuirán y las oportunidades de mejora se incrementarán. Este es el enorme poder de la gratitud.

Una buena manera de entrenarnos en el arte de agradecer es recordarnos, a menudo, todas las cosas que nos hacen sentir bien y ya tenemos; olvidarnos de la carencia, de lo que creemos que nos falta, para centrarnos en disfrutar de lo que ya está aquí… que es mucho. Como todas las cosas, esta es una actitud que se puede entrenar e incorporar a nuestra vida diaria. Y podemos hacerlo de una manera sencilla y natural a poco que dediquemos algo de nuestro tiempo a pensar en ello. En la parte 1 del taller de gratitud tienes una guía de cómo hacerlo.

La segunda parte de este mismo taller, se adentra en un aspecto no menos importante, relacionado, también con la gratitud, y que nos abre la puerta a saber aprovechar mejor las oportunidades que nos llegan envueltas en un papel de regalo deslucido y poco atractivo. Nos referimos a los inconvenientes, los problemas y las dificultades, que calificamos como indeseables y tendemos a rechazar y maldecir. Sin embargo, podemos volverlas a nuestro favor si, en vez, de quejarnos de nuestra mala suerte, nos preguntamos por la posible utilidad de los reveses. << ¿Para qué puede servirme esto?, ¿qué ventajas puede aportar a mi vida? >>, son preguntas que nos abren la puerta al descubrimiento, nos permiten darle la vuelta a la tortilla y nos enseñan a sacar provecho de todo: de lo bueno y de lo malo.

Convertir el agradecimiento en una actitud de vida reporta innumerables ventajas y mejoras para nuestro día a día. Entre otras:

  • La sensación de paz se ve aumentada: nos será mucho más difícil irritarnos, enfadarnos o rebelarnos contra lo que no nos gusta. Y esto se debe a un incremento en la capacidad de aceptación. Nos concentraremos en enfrentar y resolver los problemas en vez de quejarnos, resistirnos o lamentarnos por ellos.
  • El nivel de felicidad se incrementa porque valoramos mucho más lo que ya somos y tenemos, al hacernos conscientes, cada día, de las mil y una bendiciones que nos rodean.
  • Mejora de la salud física: al vivir de un modo más relajado y tranquilo se reduce el distrés (el estrés perjudicial), mientras el nivel de eustrés (el beneficioso y necesario para la vida) se incrementa.
  • Mayor tasa de éxitos y aciertos: Una mente más calmada y más feliz, acierta más. Las dificultades se ven bajo otra perspectiva, las dudas se despejan y los dilemas encuentran nuevos caminos, facilitándonos la toma de decisiones y simplificando la solución de problemas.
  • Mejora de las relaciones: el trato afable con los demás se ve potenciado porque nos fijamos más en lo que nos agrada que en lo que nos disgusta del otro. Al mejorar las relaciones con los demás, mejoramos, también, la relación con nosotros mismos siendo más amables y comprensivos cuando fallamos y más asertivos y motivadores ante los retos.

Estos son solo algunos de los cambios positivos que podemos observar si hacemos del agradecimiento una actitud ante la vida. Iremos descubriendo muchos más a medida que avancemos por el extraordinario camino de la gratitud. Te invito a que comiences ya a probarlo:

Gratitud (parte 1)

Gratitud (parte 2)

La gratitud abre la puerta al poder, a la sabiduría y a la creatividad del universo. Tú abres la puerta a través de la gratitud (Deepak Chopra).

No estropees lo que tienes deseando aquello que no tienes; recuerda que lo que hoy tienes alguna vez fue aquello que deseaste (Epicuro).

La gratitud es riqueza… y la queja es pobreza (Doris Day)

Es a través de la gratitud por el momento presente que se abre la dimensión espiritual de la vida (Eckhart Tolle).

La apreciación es algo maravilloso. Hace que lo que es excelente en otros nos pertenezca también (Voltaire).

Mientras el río corra, los montes hagan sombra y en el cielo haya estrellas, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido (Publio Virgilio).

Si un hombre no está agradecido por lo que tiene, es probable que no sea agradecido por lo que tendrá (Frank A. Clark).

 

 

 

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