Organizate y verás los resultados

Te has levantado por la mañana llen@ de energía, con mil cosas que hacer, dispuest@ a acometerlas todas y con una confianza infinita en que vas a lograrlo, aunque no sepas, todavía, el cómo.

Van pasando los segundos, los minutos, las horas … y ya te has olvidado de la mitad de lo que te habías propuesto. Pese a ello, y como te sientes Superman (o Superwoman), has decidido incluir nuevas tareas que se te han cruzado por el camino y no tenías previstas en tu plan para hoy.

Tratas de recordar algo importante que tenías en mente. Algo como… ¡nada! ¡No hay forma! lo has olvidado. Sigues, unos segundos más, intentando recuperar la memoria, pero terminas por desistir. Ya lo recordarás más tarde. Mientras tanto, continúas con todo lo que tienes por hacer…

Llega la noche. Estás agotad@. Tienes la sensación de haber hecho muchas cosas, aunque lamentas lo mucho que se te ha quedado en el tintero. Piensas: <<En realidad, ¿a qué me he dedicado hoy?>>… Haces un repaso mental y descubres, apesadumbrad@, que no has llegado a realizar ni la mitad de lo que te habías propuesto y que, incluso, puedes haber consumido parte de tu precioso tiempo en actividades que apenas si te han aportado algo de valor.

¿Te sientes identificado?… No sería extraño. Una gran parte de nosotros podríamos ser protagonistas de una historia como esta.

¿A qué se debe esta sensación de hacer y hacer sin que nos llegue el tiempo a nada? ¿Hay algo que yo pueda hacer para cambiarlo? ¿Podría mejorar mi rendimiento diario sin acabar presa del agotamiento y la frustración?

Hay autores que nos brindan propuestas concretas para abordar este mal hábito de esforzarse sin conseguir, y que tiene mucho que ver con la falta de organización personal. Marie Kondo, por ejemplo, ha escrito varios libros de éxito sobre el arte de la organización en el hogar. Otros como Stephen Covey (7 hábitos para la gente altamente efectiva), Talane Miedaner (Coaching para el éxito) o M. Alonso Puig (Vivir es un asunto urgente), abarcan aspectos más generales en el ámbito de la mejora personal, aunque siempre bajo el paraguas de la organización de la propia vida como eje central de sus proposiciones.

El mundo empresarial también reconoce la importancia de la organización y la planificación a la hora de fijar objetivos, mejorar la producción o avanzar, con paso firme, por el camino del desarrollo. Sus principios resultan, en gran parte, aplicables a nuestra vida diaria Y es que nosotros, todos, tú y yo… también tenemos objetivos (¿repasamos los que te has propuesto para hoy?), intentamos mejorar la manera en que hacemos las cosas (aprendemos de los errores) y deseamos avanzar por el camino del desarrollo peronal (para sentirme mejor, más feliz, más prosper@, más segur@ o más relajad@).

Sin embargo, pese a la importancia que tiene la organización en todos los ámbitos humanos, apenas si la aplicamos en nuestro día a día. Tampoco se la enseñamos a nuestros hijos, ni forma parte de los programas formativos de las escuelas (como tantas otras cosas esenciales que no se incluyen en la programación escolar).

Sea como sea, siempre estamos a tiempo de poder incorporar niveles elementales de organización en nuestra agenda. ¿Los beneficios?: lograr mejores resultados con menor esfuerzo. ¿Te parece poco? ¿Sí?… Bien, pues aún puedo señalar alguno más: disfrutar de un mayor grado de relax y placer  en tus actividades, terminar el día satisfech@ con lo que has hecho e ir construyendo un plan de vida que aporte sentido al hecho de levantarte cada mañana. ¿Cómo lo ves?

¿Difícil?… En absoluto, aunque requiere constancia, solo eso… ¡Ah, claro! ¡Me olvidaba!… Otro beneficio extra de una vida organizada: potenciar el tesón, la perseverancia y el empeño. Actitudes, todas ellas, imprescindibles para lograr cualquier cosa que te propongas. Tan solo la pereza, nacida del mal hábito de no intentar cambiar nada, se opone a tu capacidad de ser constante.

¿Te animas? … Bien, pues aquí te dejo una propuesta sencilla, de fácil ejecución y resultados probados para conseguir hacer más cosas con menos esfuerzo y mejores resultados Solo tienes que probarla:

  • Dedica un tiempo, en la mañana del domingo, a escribir las tareas que te propongas hacer en la siguiente semana. Puedes usar papel, un documento de Word, la aplicación “Notas rápidas” de ordenador (mi preferida) o lo que te resulte más cómodo y atractivo. También puedes ordenarlas por áreas si lo prefieres (personal, trabajo, familia, dinero…). Gran parte de nuestro desorden organizativo proviene del hecho de no escribir y confiar la lista de tareas a la memoria. La mente es un hervidero de cosas (ideas, recuerdos, sospechas, sueños…) en el que resulta fácil perdernos y olvidar. Escribir lo que nos proponemos nos ayuda a centrarnos y a recordar.
  • Cada mañana, antes de hacer nada, repasa tu lista de tareas. Tacha las que ya hayas terminado y considera las que aún no has comenzado. Priorízalas, según la relevancia que tengan en tu vida. Este sistema te proporcionará la ayuda necesaria para centrarte en las actividades importantes durante el día. Trata de evitar dedicar tiempo a aquello que no tienes programado, a no ser que sea un imprevisto importante y urgente que debas atender.
  • Al final de cada semana (el domingo) revisa lo que has hecho y lo que nos has podido hacer por falta de tiempo o imprevistos. Toma nota de lo que te haya quedado en el tintero y consideres importante, para incluir en la lista de la siguiente semana, junto con las actividades nuevas que te hayas propuesto realizar.

Muy importante. A tener en cuenta: no conviertas tu lista de tareas en un viacrucis. Que no te devoren las actividades, y mucho menos consientas que te frustre o amargue el hecho de no poder hacerlas todas. La lista tiene que ser una ayuda, no una tortura. Cuando programes la semana, trata de no ser demasiado exigente. Modera tu optimismo. Sé consciente de hasta donde alcanza tu tiempo, tus circunstancias y tu disponibilidad. Date margen.

Te aseguro que, si te decides a incorporar el orden y la planificación en tu vida, lograrás, en poco tiempo, incrementar el rendimiento y disminuir la fatiga. Harás más cosas, discriminarás entre lo importante y lo superfluo, estarás más satisfech@ de ti mism@ y tendrás una sensación de éxito que superará, con creces, los inconvenientes que te puedan surgir. ¡Pruébalo!

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