El poder de la escritura

Escribimos para anotar la lista de la compra, para tomar apuntes o para dejar una nota. Podemos hacerlo sobre un papel, con lápiz y bolígrafo, o usando el teclado del ordenador o el móvil.

La escritura es un medio de comunicación que se complementa con la lectura, y nos permite transmitir conocimientos y emociones, constituyendo la herramienta fundamental para almacenar y transmitir la cultura de una civilización.

Sin embargo, tiene otros usos más personales y menos conocidos, que sirven para crecer como personas, solucionar conflictos y problemas, o sanar heridas emocionales. En este sentido, la escritura puede ser una poderosa aliada para ayudarnos y apoyarnos en nuestra vida.

Los diarios personales, tan en boga hace algunas décadas y hoy casi olvidados, favorecen la reflexión sobre uno mismo y sobre el mundo. Por medio de la crónica diaria, o casi diaria, de acontecimientos, recuerdos, deseos y situaciones vividas, nos permiten registrar todo aquello que haya dejado una impronta especial en la memoria.

Esta es una práctica, la del diario, que podemos recuperar del baúl de los recuerdos, y que nos aportará recursos para vivir de un modo más consciente y pleno. Nos permite darnos cuenta de cosas importantes que pasamos por alto en el trajín del día, entre prisas y preocupaciones, y que, sabiamente registradas, pueden ayudar a tomar mejores decisiones y disfrutar mucho más de la vida.

Hay muchos otros usos de la escritura, además del diario, que pueden favorecernos en multitud de aspectos, desde la resolución de problemas hasta la consecución de objetivos, pasando por mejorar nuestro estado de ánimo y resolver conflictos emocionales estancados (en la parte práctica te los cuento).

Describir sobre un papel o cualquier medio electrónico lo que nos preocupa, lo que tememos, lo que nos angustia o aquello para lo que no encontramos solución, es el primer paso para resolverlo con seguridad y sin equivocaciones.

La escritura es un modo de hablar con nosotros mismos, aunque evitando los circunloquios discursivos a los que nos lleva la mente, cuando se empeña en dar vueltas y más vueltas sin llevarnos a ninguna parte.

Cuando movemos la pluma sobre el papel o tecleamos en el ordenador, movidos por un deseo ardiente de salir de algún atolladero, estamos poniendo enfrente de nosotros un paisaje definido en el que se mueven nuestros problemas, miedos o dificultades de cualquier tipo. Estaremos pintando el cuadro de nuestras angustias, para poder, así, verlo en toda su extensión.

Mediante la magia que nos proporciona la escritura, nos distanciamos de las dificultades para poder mirarlas desde la distancia. con ojos más objetivos y capaces, que nos lleven a encontrar caminos de solución.

Escribir lo que nos pasa, lo que nos preocupa, lo que nos duele o lo que tememos, implica, al mismo tiempo, al escribiente y al lector. Nos permite, mediante un profundo acto de desdoblamiento, ser, a la vez, parte del problema y de la solución. Así se nos facilita el descubrimiento del eureka entre el caos del pensamiento aturdido por problemas.

AQUÍ encontrarás maneras divertidas y poderosas de aprovechar el tremendo poder de la escritura

 

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