¿Cómo puedo lograr lo que me propongo?

Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto (Henry Ford)

¿Te has preguntado, alguna vez, por qué no logras culminar con éxito lo que te propones?

Si es que lo haces, ¿intentas profundizar en las causas que te impiden llegar o, más bien, eres de lo que optas por criticar tu pereza o tu incapacidad cuando fracasas?

¿Tal vez tiendes a echarle la culpa a la suerte o al destino?

La mayoría de las veces que no conseguimos culminar con éxito lo que nos proponemos es debido a una actitud de autosabotaje que frena, obstaculiza e impide el avance hacia la meta elegida. Tiene más que ver con las piedras que nosotros mismos nos ponemos en el camino que con las dificultades reales que el entorno pueda oponer a nuestro avance. Por eso, el primer paso para conseguir cambiar una tendencia desfavorable en el logro de objetivos, es descubrir y superar las barreras que la mente pone en el camino en forma de creencias, pensamientos y emociones negativas.

Elegir pensamientos que potencien el entusiasmo y la confianza se convierte en una ayuda inestimable. Es crucial que consiga borrar de la cabeza lo que actúa como lastre para mis propósitos: aquello que me quita fuerzas y energía, o me hace dudar de mi capacidad para lograr lo que me propongo.

Encontrarme, cara a cara, con mi saboteador interno y escuchar su argumentación desalentadora me servirá, no solo para facilitar el logro del objetivo concreto en el que estoy trabajando, sino, también, para afrontar con mayor tasa de éxito cualquier meta futura. Conocer al intruso y escucharle con atención me hará consciente de la falacia que esconden sus mensajes.

Al mismo tiempo que disminuimos las trabas mentales que frenan el avance, necesitamos poner en orden las ideas, planificar la ruta y proveernos de las herramientas y avíos necesarios para acometer el viaje que emprendemos.

Una buena manera de allanar el camino y reducir dificultades es crear una visión clara del destino al que me propongo llegar. Situarme, mentalmente, en un escenario con el objetivo ya conseguido y deambular por él. Cuantos más detalles y concreción pueda aportar a esta visión, más fácil me resultará sentirme a gusto en ella. Necesitaré prestar atención a mi estado de ánimo: ¿cómo me veo, ¿qué siento, en qué ha cambiado mi vida?, ¿puedo afirmar que soy feliz?

Una visión motivadora que mantenga viva la fuerza tractora que me impulsa a caminar, actuará como un potente faro, guiándome hacia tierra segura.

Para poder extraer todo el potencial que me aporta esta actitud de proyectarme hacia el futuro deseado, es preciso que actúe “como si” (ya siento que es real). Esto implica vivir la situación con toda la extensión posible. Si mi objetivo es viajar por todo el mundo, deberé representar el papel de viajero empedernido (visitar agencias de viajes, planificar rutas, hacer salidas habituales en busca de lugares desconocidos, participar en foros y blogs de viajes…). Si lo que deseo es convertirme en actor o actriz, será adecuado que visite escuelas de teatro, trate de intimar con actores y actrices, comience a ensayar papeles en la vida real …

En definitiva, se trata de situarme mentalmente en el futuro, con el objetivo ya conseguido, y comenzar a actuar de acuerdo a esta visión. Puede que me cueste, que me vea ridículo, que me de vergüenza o que no me lo crea. No importa. Cambia lo que sea necesario hasta que te sientas cómodo representando el papel de persona que consigue lo que se propone. Puedes reducir tus expectativas, modificar lo que consideres necesario o, incluso, cambiar de objetivo. En cualquier caso, si te habitúas a actuar “como si” los éxitos comenzarán a hacerse más evidentes en tu vida. Solo pruébalo.

La excelencia en el logro de objetivos está en hacerlos coincidir con el propósito de vida. Es entonces, cuando todo lo que hago está orientado por mi razón de vivir, que lo que me propongo se materializa de una manera mucho más sencilla y con menor esfuerzo. También el saboteador disminuye su influencia sobre mí. Y es que, en este caso, existe un faro maestro, gigante, que guía, ampara y potencia todo lo que elijo hacer.

Si, de verdad, quieres lograr algo, reflexiona, primero, sobre si lo que deseas no es fruto de una moda o influencia pasajera. Imagínate con el objetivo conseguido y observa cómo te sientes. Si es un sentimiento agradable y positivo sigue adelante. Si no lo es, deséchalo, no vale la pena. Luego crea una imagen mental potente y atrayente en la que te veas con el objetivo ya logrado y actúa en consecuencia. Necesitarás mantener esta visión permanentemente delante de ti, Recuerda que es el faro que te guía.

Y siempre, siempre, ten en cuenta que tu auto saboteador estará al quite para tratar de que te rindas y abandones. ¿Lo escuchas?

Si tienes un proyecto que te motiva, aunque hayas fracasado hasta ahora en su consecución, puedes intentarlo bajo este nuevo enfoque pulsando AQUÍ.

 

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