En estos últimos años, la ciencia ha dado pasos de gigante en la comprensión de cómo cuerpo y mente están profundamente interconectados, algo que diversas disciplinas no científicas venían ya asumiendo desde hace mucho tiempo. Estudios en neurociencia, psicología y medicina psicosomática sugieren que las emociones reprimidas, el estrés crónico, los miedos y las preocupaciones pueden tener un papel relevante en la génesis de enfermedades físicas. En este artículo exploraremos cómo los patrones mentales pueden afectar a nuestra salud, analizaremos cuáles son los hábitos mentales más perjudiciales y aprenderemos estrategias efectivas para transformarlos y mejorar nuestro bienestar.
- Desde la sabiduría ancestral hasta la ciencia moderna: la conexión entre cuerpo y mente a través de los siglos
- Enfermedades psicosomáticas: cuando el cuerpo refleja la mente
- Patrones mentales dañinos: los peores malos hábitos para la salud
- Estrategias para lidiar con patrones mentales perjudiciales
- Estrategias diarias para prevenir el estrés y mejorar la salud mental
- Hacia un Nuevo Paradigma de Salud
- Conclusión: Toma el control de tu salud mental y física hoy
Desde la sabiduría ancestral hasta la ciencia moderna: la conexión entre cuerpo y mente a través de los siglos
La idea de que cuerpo y mente son entidades profundamente interconectadas no es nueva. Desde hace milenios, diversas tradiciones filosóficas y sistemas de medicina ancestral han entendido esta relación como base del bienestar humano. Recientemente, la ciencia se ha sumado a esta tesis, aportando estudios y trabajos de investigación que demuestran, de manera clara, la influencia de la mente en el cuerpo y del cuerpo en la mente, unificando ambos conceptos para hacer del ser humano un individuo integral.
En la filosofía oriental, la conexión entre mente y cuerpo se asume como principio fundamental. En el budismo, por ejemplo, se promueve la práctica de la meditación como medio para lograr equilibrio y potenciar la salud. El taoísmo extiende su concepto yin-yang al conjunto cuerpo-mente. La filosofía Vedanta (hinduismo), por su parte, sugiere que cualquier desequilibrio mental o emocional puede tener efectos físicos.
Disciplinas más contemporáneas, como corrientes psicológicas relativamente recientes, como (psicología Humanista y Transpersonal, por ejemplo) han explorado la interconexión entre mente, cuerpo y espíritu, no solo en cuanto al bienestar integral del individuo y su nivel de felicidad, sino también en lo que se refiere a su influencia sobre la salud.
La naturopatía, que comenzó a tomar forma a finales del siglo XIX y principios del XX, aunque sus raíces se remontan a antiguas prácticas de curación basadas en métodos naturales, se basa en el principio de que el cuerpo dispone de un sentido natural de curación y que el estado mental y emocional de la persona influye en gran medida sobre esta capacidad de recuperación.
Otras disciplinas milenarias como el Yoga o el chamanismo, asumen, igualmente que la salud física y el estado mental son inseparables, y que la mente y las emociones desempeñan un papel activo y fundamental en el bienestar de la persona.
Enfermedades psicosomáticas: cuando el cuerpo refleja la mente
Las enfermedades psicosomáticas son aquellas en las que un factor emocional o psicológico desencadena síntomas físicos. Son enfermedades, por tanto, que suelen tener un origen más relacionado con el estado mental de la persona que con causas puramente fisiológicas. Entre los ejemplos más comunes y conocidos están el síndrome de colon irritable, muchos tipos de hipertensión y algunos tipos de dolores crónicos, como las migrañas tensionales.
La psicosomática, disciplina que engloba a la medicina, la psicología y la psiquiatría, ha evidenciado que el estrés crónico y las emociones reprimidas pueden contribuir, en gran manera, al desarrollo de enfermedades, llegando a identificar ciertos problemas emocionales no resueltos con determinada sintomatología física. Esta visión es cada vez más apoyada por los avances en neurociencia que demuestran cómo el cerebro reacciona ante el estrés mantenido de una manera que afecta directamente a diversos sistemas vitales.
Cómo el estrés y las emociones afectan a los sistemas fisiológicos del cuerpo
Cada pensamiento y emoción genera una respuesta bioquímica en el cuerpo. Cuando estamos bajo estrés, por ejemplo, se produce una descarga de cortisol y adrenalina que aumenta la frecuencia cardíaca, la presión sanguínea y prepara al cuerpo para un estado de «lucha o huida», despertando, a su vez, emociones como el miedo o la ira. Cuando este estrés se convierte en algo crónico, como consecuencia de una adición enfermiza a «vivir en permanente tensión», esta respuesta biológica deja de ser adaptativa y se vuelve perjudicial, estresando al sistema inmune, digestivo y cardiovascular, y terminando, si el proceso persiste, por generar enfermedades que, en muchos casos, tienden a la cronicidad.
Las evidencias sobre el impacto de las emociones y los estados mentales en el cuerpo se acumulan:
Un artículo publicado en The New England Journal of Medicine explora cómo el estrés severo y prolongado, especialmente en situaciones de trauma, puede llevar a la mal funcionamiento del sistema inmunitario, facilitando la reactivación de virus latentes, como el herpes, y disminuyendo la capacidad del cuerpo para combatir nuevas infecciones.
Según un estudio de la American Heart Association, los episodios frecuentes de ira pueden duplicar el riesgo de sufrir ataques cardíacos en personas con predisposición. Esto ocurre porque las emociones intensas aumentan la liberación de adrenalina y cortisol, acelerando el ritmo cardíaco y creando picos de presión arterial que desgastan el sistema cardiovascular (La MTC asocia desde hace siglos las emociones intensas con los problemas cardíacos)
Un estudio en el American Journal of Gastroenterology mostró que el 60% de los pacientes con síndrome de intestino irritable presentan altos niveles de estrés, experimentando mejoras significativas en su patología con la reducción del estado de ansiedad, lo que confirma la estrecha relación entre la mente y el sistema digestivo.
Investigaciones publicadas en Psychoneuroendocrinology demuestran que el estrés crónico puede alterar el ciclo menstrual y reducir la fertilidad en mujeres, además de reducir la testosterona en hombres.
Estas y otras evidencias, provenientes tanto de la ciencia como del mundo de la naturopatía o de las técnicas milenarias de control físico y mental, argumentan a favor de la enorme influencia de nuestros emociones y patrones mentales sobre la salud integral de la persona.
Patrones mentales dañinos: los peores malos hábitos para la salud
Algunos patrones mentales y hábitos psicológicos pueden tener un impacto especialmente negativo en la salud física. A continuación, algunos de los más perjudiciales:
Pensamiento negativo y actitudes catastrofistas
Las personas con tendencia a anticipar lo peor o pensar en catástrofes futuras tienden a experimentar niveles más altos de ansiedad, lo cual afecta sobre todo a su salud cardiovascular y el sistema inmune.
Perfeccionismo y autoexigencia extrema
El perfeccionismo puede llevar a niveles muy elevados de estrés, ya que la persona condiciona su bienestar a sentirse satisfecha con sus logros, algo que se da muy pocas veces. Esta autoexigencia constante desencadenará, con facilidad, agotamiento, y como consecuencia una depresión de los sistemas corporales y mentales, lo que mermará su funcionalidad y los harán funcionar bajo mínimos.
Emociones reprimidas y falta de expresión emocional
Las emociones no se expresadas pueden quedar «almacenadas» en el cuerpo, según la teoría del psicólogo y psiquiatra Dr. Wilhelm Reich, uno de los primeros en explorar la idea de que la represión emocional puede manifestarse en forma de síntomas físicos.
Preocupación constante
La preocupación excesiva activa la respuesta de estrés del cuerpo, agotando los recursos de energía y perjudicando la función de los sistemas biológicos.
Estrategias para lidiar con patrones mentales perjudiciales
Como hemos visto, modificar los hábitos mentales negativos es fundamental para mejorar la salud física y emocional. Es más, podría decirse que es el primer aspecto a considerar cuando se trata de mejorar una patología invalidante o reducir procesos crónicos que tienden a enquistarse. La buena noticia es que cualquiera puede ponerse a ello sin conocimientos ni aptitudes especiales. Tan solo se requiere que la motivación para hacerlo sea de la suficiente entidad como para mantener un alto nivel de constancia. Nada que lleve años afectando a nuestra salud puede resolverse en unos pocos días. Necesitamos darle un tiempo para recuperar su condición de salud, algo que e irá produciendo poco a poco. A continuación, algunas de las técnicas más efectivas, respaldadas tanto por las disciplinas más tradicionales y antiguas como por la ciencia moderna, lo que valida su poder curativo universal:
Mindfulness y meditación
Desde siempre se sabe que la meditación o su adaptación moderna, denominada mindfulness o atención plena, es una técnica que aporta múltiples beneficios, incluido el mantenimiento de una buena salud integral. La práctica regular de mindfulness reduce el estrés y promueve la neuroplasticidad, reeducando a la mente para cambiar su patrón de pensamiento negativo por otro más constructivo y positivo. Diversos estudios demuestran cómo la meditación diaria reduce los niveles de cortisol y mejora la salud inmunológica, entre otros muchos beneficios.
Ejercicio práctico: Dedica 10 minutos al día a realizar una meditación guiada de mindfulness. Durante este tiempo, enfócate en la respiración y permite que tus pensamientos fluyan sin tratar de aferrarte a ellos. Puedes encontrar meditaciones guiadas gratuitas pinchando aquí.
Reestructuración cognitiva
La reestructuración cognitiva es una técnica perteneciente a la terapia cognitivo-conductual (TCC) que consiste en identificar y cuestionar pensamientos negativos o irracionales. Cambiar la forma en que pensamos sobre ciertas situaciones puede reducir el estrés y mejorar la respuesta emocional.
Ejemplo práctico: Cuando te encuentres ante un pensamiento negativo, como «No voy a poder hacer esto», transfórmalo en algo más positivo y realista, como «Voy a hacer lo mejor que pueda, y esto es suficiente». Puedes encontrar más información sobre esta técnica pinchando aquí
Si quieres profundizar en esta metodología para lidiar con lo disfuncional, te recomiendo que leas los libros de Louise Hay, una maestra en el arte de la reestructuración cognitiva, aunque ella, que se adelantó a su tiempo, no lo llamaba así. Su libro más conocido, Usted puede sanar su vida, un best seller mundial, es una joya para cualquiera que quiera limpiar su mente de basura emocional.
También, puedes introducirte en la metodología de otra gran maestra del cuestionamiento mental. Se trata de Byron Katie, cuyo método, que ella misma denomina «el trabajo» (the work), ha sido difundido a través de sus cursos y su best seller “Amar lo que es”. Puedes encontrar un resumen de su metodología y descargar ejercicios prácticos en este link.
Expresión emocional
Expresar las emociones es una manera de liberar el estrés acumulado en el cuerpo. Hablar con alguien de confianza, escribir en un diario o practicar alguna forma de arte puede ser terapéutico y reducir las cargas emocionales que afectan al cuerpo.
Consejo práctico: Dedica 15 minutos al día a escribir en un diario sobre tus pensamientos y emociones. La escritura es una forma eficaz de procesar emociones reprimidas y reducir el estrés. Yo que soy un adicto, doy fe. Me ha sacado de muchas situaciones límite.
Una excelente técnica, para gestionar y liberar emociones reprimidas que nos amargan la vida, (igualmente efectiva para todo tipo de fobias, obsesiones y enfermedades físicas), es la conocida como Emotional Freedom Technic (EFT) o Técnica de Liberación Emocional. Si bien es cierto que requiere de cierta formación y práctica, su alta efectividad y rapidez de resultados, compensan ampliamente el el tiempo dedicado a su aprendizaje (en mis planes está el dedicar un artículo futuro a esta técnica y a su práctica). De momento te dejo el enlace a la página oficial de AHEFT, una de las asociaciones de EFT más conocida y respetada en el mundo, donde puedes encontrar información relevante. No obstante, si te interesa esta técnica y quieres adelantar, escríbeme al contacto de este blog y te indicaré cómo puedes introducirte en este mundo.
Terapias naturales y técnicas de relajación
La Aromaterapia, la Acupuntura, el Reiki, el Yoga o el Tai-Chi son técnicas que pueden ayudarte a relajar tu sistema nervioso y servir, además, muchas de ellas, como tratamiento para múltiples enfermedades. Estudios publicados en la Journal of Alternative and Complementary Medicine, una de las revistas sobre medicina alternativa de mayor difusión en el mundo, han probado que el yoga y la acupuntura, por ejemplo, pueden reducir la presión arterial, mejorar la calidad del sueño y aliviar el dolor crónico. El Reiki, en particular, es, para mí, la técnica reina en cuanto a reducir el nivel de estrés y relajar la vida, además de servir, como la acupuntura, para tratar multitud de dolencias.
Si te interesa ampliar información o formarte en laguna de estas técnicas, no tienes más que escribirme al contacto de este blog. Puede que te lleves alguna sorpresa.
Estrategias diarias para prevenir el estrés y mejorar la salud mental
Algunos hábitos sencillos que podemos incorporar fácilmente a nuestro día a día pueden marcar una gran diferencia en lo que respecta a nuestra salud integral:
Límites claros entre vida laboral y personal
Acostumbrarnos a apagar el interruptor laboral en cuanto salimos del trabajo, en especial si tenemos fuertes cargas y responsabilidades profesionales, es fundamental si queremos mantener un equilibrio sano entre vida laboral y personal. Lo mismo es aplicable al caso contrario. Aprender a hacer «clic» entre tareas y actividades, permitiéndonos breves descansos físicos y mentales entre ellas, es, además de un seguro de vida, un hábito que va a reportarnos mejor salud y mayor disfrute vital
Practica ejercicios de respiración y relajación con regularidad
La relajación es otra de las herramientas más simples y efectivas para combatir la sobrecarga acumulada. Podemos sencillamente tumbarnos en la cama o sentarnos en un sofá, cerrar los ojos e imaginar un paisaje que nos relaje o escuchar música suave que nos permita evadirnos a un lugar en calma donde reponer fuerzas.
Estas son técnicas sencillas que consumen muy poco tiempo y que puedes implementar en cualquier momento del día para reducir la tensión.
Mantén una rutina de sueño y descanso saludable
El sueño reparador, así como el descanso físico y mental, es fundamental para mantener una buena salud integral. Si perteneces al grupo de población que tiene dificultades para dormir, bien porque te cuesta conciliar el sueño o porque te despiertas con frecuencia, algunos consejos sencillos pueden ayudarte a mejorar tu descanso nocturno:
- Fija un horario: Trata de irte a la cama y despertarte a la misma hora todos los días.
- Evita el uso de pantallas antes de dormir: la luz azul de dispositivos como teléfonos, tabletas y computadoras puede alterar la producción de melatonina. Trata de evitar estos dispositivos al menos una hora antes de ir a dormir.
- Limita la cafeína y otros estimulantes: evita la cafeína después de mediodía, ya que puede interferir con el sueño nocturno. También reduce el consumo de alcohol y nicotina en la tarde y noche.
- Realiza actividad física regular: hacer ejercicio de manera regular durante el día ayuda a mejorar la calidad del sueño. Un paseo antes de dormir puede también contribuir a predisponerte para el descanso nocturno.
- Crea un ambiente propicio para el sueño: mantén el dormitorio oscuro, silencioso y fresco. Considera el uso de tapones para los oídos si el ruido es un problema.
- Desarrolla una rutina de relajación antes de dormir: actividades como leer un libro, escuchar música tranquila, practicar respiración profunda o meditar pueden ayudar a preparar la mente y el cuerpo para dormir.
- Evita las siestas largas o tardías: las siestas de más de 30 minutos dificultan conciliar el sueño por la noche. Si sientes que necesitas una siesta, intenta que sea corta.
- Cuida lo que comes y bebes antes de dormir: evita comidas copiosas antes de acostarte. También reduce la ingesta de líquidos en la noche para evitar interrupciones en el sueño por la necesidad de ir al baño.
- Levántate si no puedes dormir: si no puedes conciliar el sueño después de unos 20 minutos, levántate de la cama y haz algo relajante en otra habitación, como leer un libro o escuchar música relajante o una meditación guiada (hay cientos en internet para ayudarte a dormir). Evita el uso de dispositivos electrónicos. Y cuando empieces a sentir sueño, vuelve a la cama.
Adopta una alimentación equilibrada
El consumo de alimentos ricos en nutrientes favorece el buen funcionamiento del cerebro y reduce el estrés oxidativo, promoviendo un mejor estado de ánimo y salud mental. No es necesario incidir en este tema porque todos y todas sabemos a estas alturas en que consiste una alimentación saludable. Solo hace falta la motivación y el tesón necesario para implantarla en nuestra vida. Si eres de los que le cuesta, lo mejor que puedes hacer es realizar pequeños y continuos cambios en tu dieta, introduciendo nuevos alimentos saludables y reduciendo los que sabes que no debes comer. Hacerlo poco a poco te facilitará enormemente la labor.
Hacia un Nuevo Paradigma de Salud
En las últimas décadas, el avance en la comprensión de la mente y su impacto en la salud está dando lugar a un cambio profundo en la forma de entender el proceso de curación y el papel de la mente en el estado de salud. Cada vez existen más evidencias, apoyadas por estudios y experiencias probadas, que demuestran cómo la mente puede constituirse en una herramienta poderosa para mantener una buena salud y apoyar e impulsar la sanación del cuerpo en los casos en que éste enferma. Este enfoque, basado en la conexión mente-cuerpo, nos invita a considerar que el proceso de curación no es únicamente físico, sino también, en gran parte, mental y emocional.
Activar el potencial de nuestra mente para contribuir a nuestra salud integral no es algo exclusivo de personas especiales, sino que está a disposición de todos nosotros. Se trata de desarrollar esta capacidad innata. Desde técnicas de visualización hasta prácticas de gratitud, veremos cómo podemos cultivar una mentalidad sanadora en nuestro día a día.
Historias Inspiradoras de Sanación
Existen numerosos ejemplos de personas que, enfrentadas a enfermedades graves o crónicas, han encontrado en su mente un recurso sanador sorprendente. Por citar solo algunos de ellos (hay cientos de ejemplos):
La historia de Norman Cousins, varón, diagnosticado de una enfermedad autoinmune severa, Cousins atribuyó su recuperación, en gran parte, a la incorporación del humor y el optimismo a sus rutinas mentales. A través de comedias, películas cómicas y el ejercicio de una mentalidad positiva, reportó una mejora significativa en su dolor y en su condición. Su caso despertó interés científico y popularizó la idea de la risoterapia como técnica curativa.
El caso de Joe Dispenza: tras un accidente que lo dejó con múltiples lesiones y fracturas de columna, Dispenza optó por basar su recuperación en técnicas de meditación y visualización. Mediante estas prácticas pudo «reconstruir» su columna, logrando evitar una cirugía complicada que no garantizaba resultados prometedores.
Estudios sobre pacientes de cáncer: decenas de casos estudiados muestran como pacientes con cáncer que practican meditación, visualización y otras técnicas de reducción de estrés, tienden a experimentar mejoras en su calidad de vida y presentar mejor pronóstico.
Técnicas para Activar el Potencial Sanador de la Mente
Visualización Curativa
Se trata de una técnica con múltiples aplicaciones que ha sido utilizada desde hace miles de años con beneficios probados. Consiste en imaginar, partiendo de un estado de relajación, la regeneración de tejidos, la eliminación de células dañinas o cualquier otra imagen reparadora que venga al caso, relacionada con la enfermedad que deseamos curar.
Cómo practicarla: Encuentra un lugar tranquilo, libre de distracciones, cierra los ojos y dedica un par de minutos a relajarte. Luego, visualiza la parte del cuerpo que deseas sanar. Imagínatela con vitalidad, curada, regenerada… Repite esta visualización, de algunos minutos, varias veces al día. Es clave en cualquier ejercicio de visualización concentrarse en lo que está sintiendo. En este caso, observa tus sentimientos ante el proceso de curación que estás visualizando.
Meditación/Midfulness
Está probado que la meditación no solo ayuda a reducir el estrés, sino que mejora significativamente el estado de salud del cuerpo, y promueve y acelera la curación. Adoptarla como habitual en nuestra rutina diaria va a aportarnos muchas sorpresas positivas.
Cómo practicarla: Comienza dedicándole unos pocos minutos (5 bastarán para comenzar). La mente, acostumbrada a no estar quieta, divagando de un lado a otro, se va a rebelar contra este estado que le pide quietud. Por eso hay que comenzar por dedicar poco tiempo para que no abandonemos a la primera de cambio. La clave está en conseguir fijar el hábito. En esencia, se trata de una técnica en la que, en estado de relajación física, tratamos de concentrarnos en una sola cosa: puede ser la respiración, una imagen, una frase, etc.
Para comenzar, utilizar meditaciones guidas que te ayuden durante el proceso puede ser una muy buena estrategia. Tienes información sobre canales de mindfulness gratuitos pinchando aquí.
Autohipnosis o Sugerencias Positivas
La autohipnosis permite inducir a la mente a un estado de profunda relajación en el que está abierta a absorber sugerencias positivas. Se trata de «programar» mentalmente al cuerpo induciéndole un estado que favorezca la curación y recuperación. Este sistema, ampliamente desarrollado y practicado por su más insigne representante, Louise Hay, posibilita realizar cambios de hábitos y patrones mentales con un profundo alcance.
Cómo practicarla: Primero, decide sobre qué quieres lograr (mejorar mi salud, curar una enfermedad, superar un mal hábito…). Luego crea frases afirmativas (siempre en presente) que verbalicen tu curación o mejora de estado de salud. Debes dedicar un tiempo a modelar y refinar estas frases hasta que te resulten apetecibles de recitar. Debes sentirte cómodo/a con ellas. Finalmente se trata de repetírtelas tantas veces como puedas, sin que esto se convierta en una obsesión. Hazlo a lo largo del día y en días sucesivos. Es una buena táctica repetirte estas frases cada vez que te sienas mal: con dolor, preocupado por la evolución de tu dolencia o desanimado por el pronóstico.
Como ejemplo, aquí te dejo un video con ejemplos de afirmaciones para la salud y otras áreas de la vida, creadas por Louise Hay.
Técnica de Respiración Consciente
Como ya afirmamos a lo largo de este artículo, la respiración es una de las herramientas más olvidadas, y a la vez más poderosas, para inducir estados de relajación que favorezcan la salud y el bienestar. La respiración consciente es una práctica sencilla que ayuda a reducir el estrés, oxigena el cuerpo y calma el sistema nervioso. Una poderosa herramienta para recuperar la paz mental y fortalecer el sistema inmune.
Como ya afirmamos a lo largo de este artículo, la respiración es una de las herramientas más olvidadas, y a la vez más poderosas, para inducir estados de relajación que favorezcan la salud y el bienestar. La respiración consciente es una práctica sencilla que ayuda a reducir el estrés, oxigena el cuerpo y calma el sistema nervioso. Una poderosa herramienta para recuperar la paz mental y fortalecer el sistema inmune.
Práctica de Gratitud
La gratitud activa varias áreas del cerebro que están relacionadas con el bienestar, la recompensa y la conexión social. Estos son algunos de los principales sistemas y estructuras cerebrales que se activan cuando experimentamos y expresamos gratitud: corteza prefrontal (área relacionada con el procesamiento de emociones y la toma de decisiones), corteza cingulada anterior (relacionada con la empatía y el procesamiento emocional, sistema de recompensa (zona que libera dopamina, el neurotransmisor relacionado con el placer y la motivación) y amígdala cerebral (una región asociada con el procesamiento del miedo y la respuesta al estrés).
La práctica de la gratitud no solo activa estas áreas momentáneamente, sino que, con el tiempo, también puede fortalecer sus conexiones, lo que mejora la regulación emocional y promueve una visión más positiva de la vida.
El nuevo paradigma de salud que está naciendo se centra en vernos como agentes activos en nuestra propia curación. A través de prácticas sencillas y accesibles, podemos influir en nuestro bienestar, reducir el impacto de factores como el estrés y el dolor, y permitir que nuestro cuerpo entre en un estado de recuperación. La clave está en la constancia y en la fe que ponemos en el propio potencial de nuestros recursos, comprendiendo que, sin descartar los tratamientos médicos oportunos, la mente puede ser un poderoso recurso en el camino hacia la salud y el bienestar.
Conclusión: Toma el control de tu salud mental y física hoy
La relación entre la mente y el cuerpo es poderosa y compleja. Comprender y trabajar sobre los patrones mentales que influyen en la salud es un paso fundamental para mejorar nuestro bienestar general. Hoy en día, contamos con una amplia gama de herramientas, técnicas y recursos que nos permiten transformar la mente y, con ella, mejorar nuestro¡a vitalidad, salubridad y lozanía.
Te animo a que te decidas a intervenir en tu salud de forma activa, promoviendo una de las herramientas más poderosas para lograrlo: tu propia mente. Comienza eligiendo una de las técnicas o prácticas mencionadas en este artículo e incorporándola a tu rutina diaria. Da hoy el primer paso hacia una salud óptima: la salud que te mereces.