Solemos pensar muy poco en que tenemos un tiempo limitado para experimentar, aprender, disfrutar y contribuir a la vida. Lo mismo ocurre con cada día de nuestra existencia, un lapso limitado para hacer cosas. Aprovecharlo al máximo depende de que sepamos organizarnos.
¿Qué significa gestionar correctamente el tiempo?
Gestionar correctamente el tiempo significa organizar y priorizar tus tareas de manera que puedas aprovechar al máximo cada momento, enfocándote en las actividades más importantes y minimizando las distracciones. Es saber planificar, asignar recursos y tomar decisiones que te permitan alcanzar tus objetivos de forma eficiente, reduciendo el estrés y aumentando tu productividad. En esencia, es tener control sobre cómo inviertes tu tiempo para lograr un equilibrio entre las responsabilidades y el tiempo personal.
Beneficios de una buena gestión del tiempo
Una buena gestión del tiempo trae consigo múltiples ventajas tanto en el ámbito personal como profesional. En primer lugar, mejora significativamente la productividad, ya que te permite enfocarte en las tareas importantes y realizarlas de manera eficiente. Al priorizar adecuadamente, puedes evitar la sensación de estar siempre ocupado sin lograr resultados concretos. Además, ayuda a reducir el estrés, ya que al tener un plan claro, disminuyen las prisas y la ansiedad por cumplir con plazos o responsabilidades.
Otro gran beneficio es el equilibrio entre la vida laboral y personal. Al gestionar bien tu tiempo, no solo eres más productivo en el trabajo, sino que también puedes reservar espacio para actividades personales, hobbies y descanso, lo que mejora tu bienestar general. Por último, una buena administración del tiempo fomenta la toma de decisiones más acertadas, ya que te permite evaluar con calma tus opciones y evitar decisiones precipitadas.
Estrategias sencillas para optimizar tu tiempo
Hay unas serie de factores, a implementar en tu día a día, que van a conseguir que gestiones bien tu tiempo:
- Cada mañana o la noche anterior, dedica un tiempo a planificar el día. Establece un orden en las actividades que te propongas llevar a cabo. Resulta útil a este efecto, hacer una lista con aquellas cosas que has pensado en hacer y establecer prioridades entre ellas, en base a criterios de urgencia e importancia (primero lo urgente e importante, liego lo importante y no urgente).
- Calcula, aproximadamente, el tiempo que te va a llevar efectuar cada cosa. Comienza por situarte mentalmente en la tarea terminada y, desde ahí, vete hacia atrás, asignando un tiempo a cada subtarea o actividad. Por ejemplo, si quieres llegar al cine a las 8 de la tarde, calcula el tiempo que te llevará desplazarte en coche y aparcar y luego el que emplearás en arreglarte para salir de casa, súmalos y resta el total de la hora de llegada al cine. Así sabrás a qué hora debes comenzar a prepararte.
- Lleva un diario durante un mes, en el que apuntes, al finalizar cada jornada, las cosas que te propusiste hacer y las que finalmente has hecho. Comprueba si lo importante has conseguido terminarlo todo o no, y revisa si has acertado con tu plan de tiempos para cada actividad. Anota también tu sensación de disfrute con cada cosa.
Este diario, revisado semanalmente te va a dar muchas pistas sobre que aspectos debes mejorar. Estas son las preguntas que puedes hacerte:
- ¿Estoy seleccionando lo realmente importante?
- ¿He calculado bien los tiempos que me lleva hacer cada cosa?
- ¿Qué porcentaje de cosas he conseguido terminar?
- ¿Lo que me haya quedado por hacer es poco importante?
- ¿Con qué tareas me lo he pasado bien?
Aprender a gestionar bien el tiempo es una labor que, si no estás habituado o habituada, necesita práctica, pero sus efectos comenzarán a notarse relativamente pronto. Los síntomas de que vas por buen camino pueden ser, entre otros, que haces más cosas que antes, que lo importante casi siempre queda resuelto en el día, que realizas tus actividades sin tensión y que disfrutas cada vez más con lo que haces.