No es la vida ni las circunstancias ni los demás quienes se oponen a tu avance, sino tú mism@ el que te disfrazas de obstáculo para disculpar tus renuncias y justificar tu rendición.
Saltar la valla, escalar el muro o rodear la montaña son caminos que te llevarán a terminar con todo esto.
Un viaje de mil leguas comienza con un solo paso (atribuido a Lao-Tze)
Aprende a tratar con tu autodiálogo destructivo
Todos hemos escuchado esa voz en nuestra cabeza que dice cosas como: “No eres lo suficientemente bueno”, “Es demasiado difícil” o “Mejor empieza mañana”. Esta es la voz del saboteador interno, un experto en desanimar, posponer y desvalorizar. Pero ¿y si fuese posible darle la vuelta a sus argumentos, dejando de ser el sujeto pasivo que solo escucha, y convertirte en el guionista y protagonista de la obra que puede relegar a este personaje a un papel secundario y mínimo? Solo necesitas estrategia y un plan para lograrlo.
Estrategias para lidiar con tu saboteador interno
Las estrategias antisabotaje más efectivas son aquellas que tienen menor peso formal. Cuánto más te alejes de lo que espera tu saboteador y más lo sorprendas, más lo descolocarás y más fácil te resultará desmontar sus argumentos y desenmascararlo. El humor es un excelente aliado en esta batalla por lograr tu libertad.
Escribe los discursos del saboteador y ríete un poco
Imagina que el saboteador es un cómico pésimo con un mal día. Escribe todo lo que dice y luego léelo en voz alta con un tono ridículo. Puede sonar absurdo, pero ver sus palabras escritas te ayudará a quitarles poder. Dale un toque de humor: conviértelo en un monólogo y ríete de sus ocurrencias. ¡El humor es un arma letal contra el drama interno!
Crea un nuevo personaje: el Liberador
El Liberador es la antítesis del saboteador: decidido, osado, motivador, siempre dispuesto a solventar los obstáculos y entregado a apoyarte en todo lo que te propongas. Imagínalo con detalles, como un superhéroe con capa o un sabio mentor
Cada vez que oigas al boicoteador entrando en tu cocina, abre la puerta al Liberador. Un buen modo de hacerlo es llamarlo en voz alta: «¡Liberador, ven, por favor!» (¿Te ríes?… pues no creas que es una tontería. Prueba y verás lo efectivo que es).
Luego, una vez que notes que ha entrado en tu cocina interior, donde el saboteador se ha erigido en dueño y señor, puedes darle instrucciones. Por ejemplo: «Liberador, ¿puedes echar de aquí a este agorero que no hace más que repetirme sandeces?». Añade todo lo que quieras.
Piensa menos y haz más.
El saboteador ama las vueltas mentales interminables. Su lema es “dudarás, luego no actuarás”. Dale donde más le duele: actúa rápido. ¿Tienes una idea?: Escríbela. ¿Quieres empezar algo nuevo?: Solo hazlo. Acostúmbrate a actuar cada vez que sientas la voz que te frena. El hábito conseguirá que cada vez la oigas menos. La acción inmediata no da tiempo a que el saboteador pueda entrometerse en tus planes.
Ponle nombre y dota de personalidad a tu saboteador
Identificar a tu saboteador es un paso muy importante para quitarle peso. Dale un nombre como “Don Miedo” o “La Jefa Exigente” y visualízalo. ¿Qué aspecto tiene? ¿Qué tono tiene su voz? Trata de caricaturizarlo lo más que puedas. Esto le restará fuerza y lo hará más asequible a tus contraataques. Recuerda: es solo un personaje, ¡y tú eres el guionista de la película!
Desafía tus Creencias Limitantes con Preguntas Poderosas
Cada vez que el saboteador haga su aparición, diciendote cosas como: “esto no es para ti”, “no te conviene hacerlo” o “es una labor de titanes”, plantéate preguntas poderosas, como:
- “¿De verdad no puedo hacerlo?”
- “¿Qué pruebas tengo de que esto es cierto?”
Cuestionar las creencias limitantes y automáticas las debilita y abre espacio para nuevas posibilidades.
Crea espacios para el humor diario
El humor desarma al saboteador como ninguna otra cosa pues este ser agorero se nutre de lo tragico y lo dramático.
Reserva algún momento al día para el humor. No importa lo que sea pero que te haga reír: un video, un meme, una película cómica, una anécdota divertida, un chiste que recordaste o que alguién te cuenta….
No importa, el qué sino el hecho de reirse y cuanto más mejor. La desdramatización de la vida pone los pelos de punta al saboteador porque destruye el poder que tiene sobre nosotros. No olvides que el saboteador interno es un personaje que se toma a sí mismo demasiado en serio.
Desterrando al saboteador de nuestra vida
Eliminar al saboteador de tu vida no es algo que pueda suceder de la noche a la mañana. Lleva su tiempo, aunque si te pones a trabajarlo (te lo recomiendo si eres una de esas personas que tienen el desván lleno de sueños e ilusiones por realizar) notarás que le vas restando fuerza día a día, un ejercicio muy gartificante que se siente como si te fueses liberando de peso extra poco a poco. Un adelgazamiento emocional y mental que favorece, no lo dudes, mucho más que cualquier tratamiento de belleza que puedas aplicarte. Este es un plan paso a paso para lograrlo:
1. ¡Despierta como un Superhéroe! (15 minutos)
Empieza el día poniéndote la “capa de la confianza” (imaginaria o no).
- Ritual de poder: Di en voz alta frases poderosas como por ejemplo: “Hoy estoy imparable, ningún saboteador podrá conmigo“
- Postura de victoria: Ponte de pie con las manos en la cintura y la barbilla en alto. Siente que puedes conquistar el mundo… o al menos, tu mundo emocional y mental.
2. El juego de “Atrapa al Saboteador” (5-10 minutos)
Durante el día, tu saboteador interno intentará colarse en tu mente con pensamientos negativos.
Convierte tus tareas importantes en “misiones secretas”.
- Asigna roles: Tú eres el agente encubierto, y el saboteador es el villano que quiere sabotear tu misión.
- Reglas del juego: Divide las misiones en pequeños pasos, como niveles de un videojuego. Cada nivel que completas es un golpe al saboteador.
- Premio: Date un capricho cada vez que termines un nivel.
3. La hora del recreo (15-20 minutos)
A los saboteadores no les gusta ver como te diviertes: les resta autoridad. Así que haz cosas que te llenen de alegría:
- Baila como si nadie te mirara: Pon tu canción favorita y muévete sin vergüenza.
- Arte caótico: Dibuja cómo imaginas a tu saboteador (tal vez como un bicho gracioso o un troll torpe) y decóralo con colores absurdos.
- Ríete en su cara: Mira memes, videos graciosos o chistes que le resten importancia a cualquier pensamiento negativo.
4. Noche del “saboteador despedido” (15 minutos)
Cierra el día diciéndole a tu saboteador que su turno ha terminado.
- El Baúl de los Logros: Apunta tres cosas que hiciste bien, incluso si parecen pequeñas. Añade emojis, dibujos o stickers para hacerlo más divertido.
- La Carta de Despido: Escríbele algo como: “Estimado saboteador: Hoy no te necesito más. Gracias, pero tu turno ha terminado. Adiós.”
- Ritual de Relajación: Haz algo que te calme, como escuchar música suave o leer un libro divertido.
Consejo Final
Tratar con tu saboteador interno no tiene por qué ser serio o solemne. La clave está en desacralizarlo, reírte de él y convertirte en el héroe de tu propia historia. ¡El humor es la herramienta clave de toda esta estrategia!